Entonces las trufas empezaron a ser un ingrediente de gran lujo, se servían únicamente en las mesas de señores poderosos, recuperando así, gracias a los cocineros de la época, el fervor perdido. Al hablar así, Borromeo fijó en la cara de su hermano los ojos negrísimos, y recogió y saboreó rápida expresión de sufrimiento. Después de andanadas por este estilo, Gentileza se quedaba algo aliviado; en cambio el Duque, que se creía único poseedor del derecho de arañar, y realmente no arañaba tan sangriento, lanzaba a su hijo una ojeada fulminante, y cambiaba el giro de la conversación, generalmente en tono desdeñoso para Borromeo. Además, no es extraño que los perros se pasen la lengua por la nariz, mojándola. Su recolección es muy curiosa y de hecho se utilizan razas de perros entrenados para su búsqueda. En la Edad Media eran vistas como una manifestación del demonio, debido a su color negro y a su aspecto amorfo, y al lugar donde se encontraban (bosques de brujas y hechiceros) y al hecho de ser afrodisíacas. Sobre todo, la trufa blanca italiana de Alba, una joya que se esconde bajo los frondosos bosques del Piemonte Italiano.
Después, para llenar de nuevo su tesoro casi vacío, decidió cortar sus bosques y sus selvas y explotar los álamos de sus praderas. Volvió a resurgir en el Renacimiento pero sufrió otro eclipse y no fue hasta principios del siglo XVIII que las trufas italianas se empezaron a buscar, localizar y cosechar, con la ayuda de cerdos y perros. Generadoras de gran animadversión durante siglos y consideradas un ingrediente putrefacto nacido de las capas más húmedas y oscuras de la tierra, su fama tan solo dio un giro con la llegada del Renacimiento. » «Señor (dijo el escudero), fama es por luengas tierras que un Rey muy sabio ha pregonado Cortes, y que él mismo se armará caballero, y después hará caballeros á otros barones de su reino y de los extraños; por eso yo voy á aquella corte para ser novel caballero, y mi palafrén, mientras yo me dormía por el trabajo que he tenido de las grandes jornadas, me ha traído á este lugar».
Para encontrarlas se necesitan perros adiestrados que las rastrean y las marcan para ser recogidas. Entre la gran variedad de trufa italiana destacamos las variedad TUBER MAGNATUM - TRUFA BLANCA (la más cotizada), TUBER ALBIDUM / BORCHII - TRUFA BIANCHETTO, TUBER AESTIVUM - TRUFA DE VERANO, TUBER MELANOSPORUM - TRUFA NEGRA ITALIANA y la TUBER BRUMALE - TRUFA NEGRA ITALIANA. Todas las opciones para todo tipo de recetas con trufa italiana. La tenemos fresca, en crema, en salsa acompañando otras setas, en carpaccio, perlas de trufa, polvo de trufa, trufa blanca italiana y trufa negra italiana, aromatizando aceite de girasol y de oliva e incluso congelada. Ensaladas: Unas pocas gotas de aceite de trufa pueden elevar una simple ensalada a un plato excepcional. En una de ellas sugiere guisarlas con caldo, aceite de oliva, reducción de vino, vino, pimienta molida y miel. Sal y pimienta al gusto. Esto se da tanto a nivel externo como interno, por lo que pueden prevenir enfermedades degenerativas. Las enfermedades más comunes y que tenemos que tener en cuenta son la displasia de cadera y la displasia de rodillas. Se les figura que estraga en París la vida y despabila el dinero, como harían los monines que conocemos todos.
La figura de la lám. ¿Cómo es la trufa de un Caniche Toy? Sí, los Caniche Toy son una raza hipoalergénica, lo que qué significa trufa que no sueltan pelo, por lo que son adecuados para personas con alergias al pelo de los animales. Un día, el señor de Cosmelly quiso volver a París; hacía falta que yo resplandeciera y que me ubique a la altura de mis méritos. Encaminábame tranquilo al bosque, cuando olfateando sin duda el perro la proximidad de la caza me dejó para perseguir á un jabalí (al ménos por tal le tengo) que atravesando la espesura se paró junto á un árbol para aguzar los colmillos en el tronco, gruñendo al mismo tiempo de una manera espantosa. Es posible que veamos verrugas negras porque en su superficie se ha producido una herida que sangra y se convierte en costra negra. Estos prejuicios hicieron que la trufa italiana cayera en el olvido, quedando patente en los libros de cocina de la época, donde no aparece como ingrediente de ninguna receta. La cadena básica para el cultivo de la trufa sería la siguiente: impregnar la semilla (bellota) con esporas de trufa, esterilizar la tierra que cumpla los requisitos específicos y acto seguido sembrar dicha semilla.